
Se considera buen alumno o alumna, acuden a clase con normalidad, prestan atención en clase, toman notas adecuadas y detalladamente, estudian con interés e incluso tienen profesor particular en casa. Todo apunta a que lo harán muy bien en los exámenes.
Sin embargo, llega el momento de la prueba y se encuentran incapaces para realizar los exámenes…se quedan como en blanco.
Si esta circunstancia te resulta familiar, experimentas lo que se llama ansiedad en los exámenes.
La ansiedad en los exámenes es una condición psicológica y en la que las personas experimentan una angustia extrema en las situaciones que se presentan a modo de superar una prueba.
El grado de estrés y ansiedad grave, antes y durante el proceso de los exámenes, puede llegar a afectar al aprendizaje y a perjudicar de manera considerable el rendimiento del alumno. Un nerviosismo en dosis pequeña puede ser incluso beneficioso, está demostrado que nos mantiene alerta, activos y listos para el reto, como lo representan este tipo de pruebas.
El miedo excesivo, por el contrario, puede hacer que resulte muy complicado concentrarse y ésta circunstancia hace imposible recordar bien lo estudiado. La presión se concentra en torno al desempeño y al rendimiento lo que lamentablemente sí queda reflejado en los resultados de los exámenes.
Nadie duda que se pueden experimentar nervios ante un evento importante: hablar en público por ejemplo; estas personas consiguen aprender a desarrollar habilidades y prácticas que les permiten rendir adecuadamente ante situaciones donde suele subir la ansiedad. Seguir un corto tratamiento puede ayudarles a superarlo.
Pero el grado de ansiedad ante los exámenes puede variar mucho dependiendo de cada persona. Algunas se quedan totalmente bloqueadas y no consiguen plasmar en los exámenes todo lo que han estado estudiando y otras, sienten mareos o se les acelera el ritmo cardíaco con sensación de inestabilidad. En los casos más extremos pueden experimentar dificultad para respirar, ataques de pánico y nauseas.
Hay una relación directa entre ansiedad en los exámenes, las circunstancias familiares, la procrastinación académica (necesidad de postergar los estudios) y la propia persona. Hay que intervenir en este hecho tanto desde el ámbito familiar como el educativo donde la figura de los tutores es importante.
Si los profesores pudieran adecuar su práctica a las necesidades educativas específicas de los estudiantes más ansiosos en las situaciones de examen, significaría una prevención en el surgimiento del problema en otros alumnos. Esto les llevaría posiblemente a incrementar su bienestar y su éxito académico.
La vinculación de la familia y los apoyos externos hacen que el alumno ansioso se centre en la tarea y sea un motor de implicación para su propio aprendizaje contribuyendo a aminorar adecuadamente la ansiedad de cara al examen.
Las tareas escolares o educativas deben ser diseñadas para que los alumnos lo perciban como una exigencia académica que pueden superar si realizan trabajo personal pero no como generadoras de ansiedad insuperable.
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