
De pequeños, cualquiera de nosotros puede tener el recuerdo cuando pasaba algo en casa relacionado con alguna trastada, al preguntar la madre, nadie respondía…era entonces cuando decía: nada, “mutismo selectivo” … que nadie ha sido ¿no?… y seguían sin responder o como mucho algún hermano acusaba a otro de haber sido él el responsable de la fechoría, pero ¿qué es realmente?, ¿cómo sucede?
El mutismo selectivo es una dificultad que presentan algunos niños, y también puede suceder a adultos, para comunicarse verbalmente en situaciones que se les presenta poco familiares o con desconocidos. En el Manual diagnóstico de los trastornos mentales, el mutismo selectivo se encuentra dentro de los Trastornos de Ansiedad Infantil, donde el sujeto parece mudo en situaciones sociales o cuando se espera que hable, sin que esté incapacitado para ello, es decir, son capaces de comprender el lenguaje, hablar y funcionan normalmente en su comportamiento, no así en grupo, donde es extrema su timidez.
No se considera un problema de comunicación, si es un síntoma de trastorno de desarrollo y lo padecen el 1,9 % de los menores de 15 años, aunque seguramente las cifras reales sean mas altas por la dificultad de detectar el problema y no confundirlo con otros como Síndrome de Asperger o autismo.
Dentro de las causas pueden darse factores genéticos, ambientales, temperamentales, del desarrollo, etc… donde la ansiedad forma parte importante de este trastorno, así como la timidez, el retraimiento social, perfeccionismo, niveles de sufrimiento personal, adaptación al entorno…
¿Qué solución hay para el mutismo selectivo?: Primeramente, hay que tratar en terapia la conducta de forma progresiva y con refuerzo positivo.
Posteriormente se aplica rehabilitación por parte de un logopeda, ya que suele venir asociado con alteraciones del habla y lenguaje. Es un trastorno multidisciplinar. El logopeda se encargará de discriminar las características para que el lenguaje mejore sustancialmente. Importante que se establezcan pautas tanto en el ámbito escolar con el profesorado que esté en contacto con el/ella, para no reforzar el problema y mejorar la conducta verbal, así como familiar para estimular el habla y modificar la vida social, fomentando tiempo libre y de ocio con mayores actividades sociales.
Resulta interesante destacar que es fundamental hacerle partícipe durante todo el transcurso de tiempo, de su progreso para estimular que se mantenga y se supere cada vez mas hasta que finalmente el mismo sienta que tiene las riendas de su lenguaje desvaneciendo el estimulo que lo propició.
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