
Procusto es el Síndrome de prescindir de quién sobresale.
Existen mucho síndromes raros tipificados en la psicopatología, los más populares pueden ser el de Diógenes o el de Estocolmo…pero hay otros menos comunes que afectan a muchas más personas de las que creemos.
La mente humana es una de las mayores incógnitas que existen y el término psicología se estudia desde el siglo XV siendo el primero en utilizarla, en lengua latina, el humanista Cristiano Marco Marulic. Aun hoy se siguen analizando y estudiando los comportamientos de nuestra mente y el por qué de los problemas mentales.
El Síndrome de Procusto podemos encontrarlo más frecuentemente en las empresas . Trata de la incapacidad de reconocer como válidas o acertadas las ideas de otros por miedo a ser superados profesionalmente.
Dice la mitología griega que Procusto era un posadero que tenía un negocio en las colinas de Ática. Un viajero se alojó allí y Procusto entraba por la noche en su habitación y le ataba sus extremidades a las esquinas de la cama. Si éstas eran más largas, Procusto le cortaba lo que sobresalía para que encajase exactamente en la cama y si era más pequeño le estiraba hasta descoyuntarlo. Nadie se adaptaba. Procusto lo tenía planeado: disponía de dos tipos de cama, una grande y otra pequeña y en base a los viajeros asignaba una u otra habitación. De ahí que el síndrome define la intolerancia a la diferencia. Cuando alguien quiere de manera intencionada que todo se ajuste a lo que dice o piensa, lo que quiere es que todos se acuesten el “el lecho de Procusto”.
En la vida diaria laboral es una figura poco recomendable ya que coarta la creatividad e impide el desarrollo profesional de los subordinados. Muchas empresas tienen empleados en puestos de responsabilidad que han decidido de una manera consciente o inconsciente que sus obligaciones no son las que les ha asignado la empresa, sino que su trabajo consiste en mantener su trabajo exclusivamente.
Hay directivos y mandos intermedios que no escuchan las opiniones de otros por entender que sus ideas siempre van a ser mejores y que son los demás los que deben adaptarse a ellas. También, pueden creer que sus subordinados pueden hacerles sombra.
Suelen ser personas con un perfil aparentemente tolerantes pero se molestan claramente cuando alguien les de una opinión distinta a las suya.
- Tienen temor a las personas proactivas.
- Les asustan los jóvenes con nuevos conocimientos y capacidades o herramientas más modernas.
- Limitan a las personas para que no sea evidente su/s posibles carencias. Pueden estar equivocados y no creen en “construir juntos”.
- Generan un clima laboral de tensión e incomodidad.
- Fuerzan las circunstancias para seguir su particular modo de pensar.
- Es más importante su visión y sus intereses, lo que minimiza al máximo el rendimiento positivo y la eficacia de la empresa.
- No evalúan correctamente. No asignan tareas a quiénes pueden hacerlo mejor. Cierran el acceso a posibles proyectos brillantes.
La profesionalidad y la formación continua de este perfil de personas, es fundamental para solucionar los Procustos. Se trata de gestionar adecuadamente las habilidades y virtudes de los empleados y las de uno mismo ya que ambas aportan gran conocimiento al equipo y repercute con positividad en la empresa. Seguramente has visto casos similares sin saber que se trataba del Síndrome de Procusto.
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