
Esta técnica terapéutica ha suscitado interés debido a la película de suspense del director español Alejandro Amenábar.
El término regresión fue acuñado por Francis Galton en el siglo XIX para describir un fenómeno biológico, posteriormente Pearson lo elevó al contexto estadístico. Para los psicoterapeutas, la regresión es una técnica transpersonal, una herramienta que permite exploraciones y liberaciones en profundidad de bloqueos emocionales.
No todos los terapeutas confían plenamente en este tipo de técnica. Está indicada para problemáticas tales como fobias, angustia, rabia, bloqueos, miedos infundados, bloqueos sexuales, ansiedad, trastornos alimenticios y relaciones conflictivas, entre otras patologías.
Lo específico de la regresión reside en la capacidad de alcanzar recuerdos escondidos – flash back – que no pueden ser relacionados con ninguna experiencia de la vida presente pero, que están acompañadas por un profundo sentimiento interior de que se refieren a uno mismo. De ahí que muchos denominen también a la regresión como terapia de vidas pasadas.
El Instituto Español de Terapia Regresiva considera las técnicas tanto hipnóticas como las no hipnóticas, adaptándose a las necesidades de cada persona y trabajándolas según el Dr.Brian Weiss y el método de Netherton de visualizaciones sencillas para la terapia regresiva.
Netherton propone establecer un diálogo con el paciente que le permita relajarse y focalizar e intensificar el síntoma a través del proceso asociativo de su mente. El sujeto revive sus aspectos emocionales y somáticos que se reactivan en el momento. Al comprender la causa, se inicia voluntariamente el proceso de cambio para reeducar su mente y lograr su bienestar.
La sesión de regresión dependerá de la persona y del terapeuta qué, tendrá que dedicar tiempo a la entrevista con el paciente y éste, lograr manejar las imágenes mentales con cierta facilidad para llegar al estado regresivo.
Resulta más habitual el uso del método de inducción consciente, donde no se hipnotiza y no se pierde la consciencia ni la voluntad. El terapeuta acompaña a su paciente en todo el proceso y en cada fase, impulsando la consciencia de lo que experimenta. Hay sesiones más complejas y otras más fáciles pero resulta complicado prever cómo va a ser el momento de la sesión.
La regresión es una experiencia para el paciente y es importante comentarla al finalizar la sesión, analizar y sacar conclusiones conjuntamente con el objeto de resolver el problema. No hay un número concreto de sesiones, depende de la profundidad en la que se desea trabajar y de la resistencia con la que nos encontremos.
Lo realmente importante es que exista un porcentaje significativo de mejora, que permita liberar el uso de medicación, en el caso en el que exista, y que se experimente el cambio hacia el bienestar de la persona.
Déjanos un comentario