
No tenemos un manual de vida, nadie viene al mundo sabiendo cómo criar a un niño para que sea feliz el día de mañana. Detrás de cada forma de educar, de transmitir valores se entiende que está el amor. El amor tóxico está lejos de ser un vínculo sano en lo que respecta a la autonomía y el bienestar de la persona.
En terapia estamos observando cierto incremento de consultas por amor tóxico: madres tóxicas, relaciones de pareja tóxicas… Amar no significa meter a ese ser querido en una cápsula asfixiante para protegerlo. Resulta una contrariedad. El problema radica en cómo conciben las personas la palabra amor ¿qué es amor para ti? Muchas veces se reprende a alguien porque no consideramos aceptable lo que hace.
Las experiencias en la infancia van dejando huella latente en nuestro cerebro, ya sean buenas o no y esa educación dañina se refleja en la edad adulta si no lo remediamos a tiempo.
El amor tóxico de las madres, cada vez más conocido como madres tóxicas, son personas que cercan, manipulan y como una araña Reclusa tejen su tela para satisfacer sus propias necesidades en nombre del amor, del cuidado y del afecto hostigante.
Todo este amor tóxico viene perfilado por un perfil concreto:
– Madres que quieren que su hijo/a sea lo que ella no logró sin interesarse si es lo que realmente quiere. Proyectan los deseos incumplidos a través de su hijo/a. Esto no es amor.
– Falta de autoestima. Suele esconderse detrás de esta personalidad una gran inseguridad y a través de su hijo/a pretenden cubrir esas carencias.
– Ansiedad. El amor tóxico de estas madres viene acompañado de un miedo a quedarse solas cuando los hijos sean autónomos, hasta el punto de inculcarles inseguridad para que sigan dependiendo de ellas. Así seguirán a mi lado.
– Controladoras. Necesitan ejercer un control continuo porque les aporta sensación de seguridad y la seguridad les hace sentir bien. Se escudan diciendo que ellas se ocupan de todo, ejerciendo ese control porque solo quieren lo mejor para el hijo/a y que no se tengan que preocupar por nada. Esto significa un control excesivo justificado por el cariño. Es el peor gesto de sobreprotección porque les impide ser autónomos y capaces.
La única forma de solucionar esta situación de amores tóxicos es reconocer la manipulación y romper con ese comportamiento para no caer en la tela de araña.
Potencia tu autonomía, sal de la zona de confort obligado y sé tú mismo para ser feliz.
1 Comentario
Mayte Moreno
Al leer este artículo he identificado a mi madre como persona tóxica, esto es algo realmente duro, ver que tu madre manipula situaciones para que estés siempre pendiente de ella.
Muchas gracias por esta información, muy buen artículo