
Dejar espacio
Dejar espacio en las relaciones es de sabios. Es uno de los actos más acertados que todos deberíamos conocer por qué y para qué es necesario. Hacer de esto una práctica , resulta más beneficioso de lo que parece.
El hecho de dejar espacio trata realmente de un acto de respeto al otro, no es un acto de cobardía en contra de lo que muchos podrán pensar, sino de inteligencia y donde se favorece el crecimiento personal de uno mismo y de los que nos rodean. Al final es el “win to win” todos ganan.
Cuando alguien invade nuestro rincón privado, nuestra intimidad , esas habitaciones de nuestra mente donde sólo nosotros estamos, donde habitan nuestros sueños, nuestras metas, todas aquellas necesidades reales y los valores más prioritarios para uno mismo, lo que sentimos es una sensación de ataque directo a nuestra autoestima. Es entonces cuando se produce el caos mental.
Es real la necesidad de dejar espacio para favorecer el acercamiento y la libertad personal. Es como la teoría de las relaciones humanas y el mercurio: si nosotros tomamos mercurio en la palma de nuestra mano y nos movemos, comprobaremos como el mercurio se tambalea dentro de nuestra mano, si lo hacemos con cuidado no se caerá, pero si para que esto no ocurra, cerramos la mano y apretamos el mercurio, por su fragilidad, se desbordará entre los dedos y desaparecerá. Igual sucede con la acción de dejar espacio. Se trata de permitir a la otra persona que tenga luz propia, que defienda su postura, sus valores y que sean respetados. Ser uno mismo en cualquier momento y acción.
Habitualmente se vulneran los espacios privados, en casa, en la familia, con la pareja… pero debemos distinguir como profesionales que educar no es controlar ni marcar la elección de otra persona. No podemos empeñarnos en querer que las cosas sean tal como queremos o deseamos, sencillamente porque no es lo adecuado.
En la familia por ejemplo, se puede disfrutar de los espacios comunes, dejarse guiar o aconsejar pero siempre cada miembro tiene derecho y yo me atrevería a decir que la obligación también de alcanzar sus metas y sus sueños.
En las relaciones de pareja es fundamental tener un espacio individual. Ser pareja es formar un espacio común pero donde no dejemos de ser nosotros mismos. Esta conjunción no resulta sencilla en ocasiones pero a pesar de todo solo aquellos que lo consiguen mantendrán su bienestar de manera duradera y con satisfacción.
En el espacio de la pareja se construye, se comparte, se realizan proyectos presentes y a futuro para fortalecer ese compromiso voluntario que los une. A su vez, cada miembro de la pareja disfrutará de su espacio privado donde sigue formándose como persona, con sus metas laborales, sus amistades, sus ideas y son éstos los que la pareja no puede atacar o destruir porque se rompería ése “dejar espacio” al otro. ¿qué sucede cuando esto no se cumple?, ¿cuándo se ataca el espacio personal? … que el otro se defiende. Marca su territorio emocional donde está su autoestima, su autoimagen, su experiencia adquirida, su aprendizaje, sus triunfos…. y establece una especie de muro imaginario para no dañarlo y donde uno se protege. Si eso se invade, nos lo invaden, sentimos que se ataca uno por uno cada tesoro interior, aquello que nos define. Ése es nuestro espacio personal .
- Nadie puede sobrepasar nuestro espacio.
- Nadie tiene derecho a invadir nuestros límites.
- Si mostramos silencio como respuesta, al final estamos permitiendo sobrepasar esos límites y la autoestima quedará maltrecha.
- Si vulneran tu espacio aléjate de quien te hace daño, pon tu espacio.
- Dejar espacio al otro es valentía e inteligencia.
- Respeta a los demás, defiende tu espacio personal.
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