
La fealdad imaginaria es una patología llamada trastorno dismórfico corporal o TDC.
La fealdad imaginaria se manifiesta como una gran preocupación por un defecto imaginario de la apariencia. Puede ser un ligero defecto que repercuta en una ansiedad excesiva.
Según el DSM-V, Manual de diagnóstico y estadístico de las enfermedades mentales, para que a una persona se le diagnostique la fealdad imaginaria, TDC, debe presentar un sufrimiento considerable o suscitar deficiencias en las áreas del funcionamiento social y ocupacional.
A pesar de todo hay algunos pacientes que pueden admitir que la preocupación por su aspecto es excesiva y exagerada.
Antiguamente el trastorno de la fealdad imaginaria era conocido como dismorfóbia o síndrome dismorfico. El término dismorfofobia lo acuño E.Morselli, un psiquiatra italiano de finales del siglo XIX y denominó con él un tipo de padecimiento psíquico que consistía en un sentimiento subjetivo de fealdad o defecto físico que el sujeto considera como evidente para los demás a pesar de estar dentro de los límites de la normalidad.
Esta enfermedad generalmente comienza en la adolescencia y la preocupación mayor sucede en áreas dermatológicas relacionadas con la piel y el cabello aunque cualquier parte del cuerpo puede ser foco de preocupación.
Normalmente, la fealdad imaginaria se confunde con los síntomas normales de la adolescencia y pasa desapercibida pero suele ir de manera gradual, abrupta y continua logrando que muchos jóvenes abandonen los estudios y en los adultos incluso el trabajo y las amistades. En casos extremos hay que hospitalizar por ideas suicidas.
Los síntomas más frecuentes son personas que suelen limitarse a hablar de “su fealdad” sin entrar en detalles, pasan largo tiempo al día, más de una hora, comprobando el defecto en el espejo y en ocasiones utilizan una lupa para ver mejor lo que consideran fealdad.
– Recurren al aseo excesivo y al maquillaje en el caso de las mujeres para intentar disminuir la ansiedad, con poco resultado.
– Tienen conductas de evitación, es decir, tapan las superficies donde se pueden ver reflejadas/os.
– Se comparan con los demás.
– Creen que la gente los observa, se burlan o los critican.
– Tienen ideas de mal funcionamiento o de fragilidad de “su parte fea”
– Se aíslan socialmente por vergüenza a ser vistos y esto les condiciona en sus horarios.
– Algunos buscan tratamientos estéticos o correctivos
El tratamiento de la fealdad imaginaria o TDC debe ser generalmente psicoterapéutico o psicofarmacológico dependiendo de la pluralidad de las causas y de la intensidad de los síntomas. Con el tiempo, el componente de angustia y la ansiedad, suele ir mermando a una preocupación menos angustiante. Su corrección mejora la calidad de vida de estas personas considerablemente.
Déjanos un comentario