
Iker tenía 21 años cuando sufrió un grave accidente de tráfico que estuvo a punto de costarle la vida. Sufrió traumatismo craneoencefálico y se mantuvo en coma durante un mes y tres días.
Sucesos como este, ocurren todos los días a nuestro alrededor lamentablemente, sacudiendo la vida de la propia víctima, del que lo ocasiona y de las familias.
Los accidentes son hechos de gran impacto por su brusquedad, violencia e inesperada circunstancia. Se provoca una crisis psicológica importante que requiere que se actúe lo antes posible a nivel emocional, primeramente en la víctima, después en la familia, que se encuentra en una situación de caos e incertidumbre y finalmente preservando la salud psicológica de aquellos miembros que no han sido víctimas directas del accidente.
Iker tuvo otras lesiones de menor importancia vital pero a nivel emocional mostraba:
– Cambios de humor inesperados.
– Demandaba cariño constantemente para sentirse protegido.
– Baja tolerancia a la frustración.
– Inseguridad, miedo, irritabilidad.
– Sentimiento de culpabilidad y apatía.
– Tristeza.
Cuando Iker acudió a nosotros quería recuperar su seguridad. Mi vida está parada, comentaba, no sabía cómo dirigirla ni hacia adonde.
¿De qué manera podemos ayudar a personas qué, como Iker, un mal día sufrieron una situación parecida?
– Escuchamos su relato muchas veces, todo lo necesario, al principio es normal que sea muy desestructurado, imágenes y sensaciones sin ningún hilo de conexión hasta que él mismo fue consiguiendo organizar la información correctamente.
– Hacer preguntas constructivas, que le faciliten y ayuden a situarse sin adelantarnos en su relato.
– El apoyo familiar es un apoyo considerable ante la inseguridad.
– Que pueda disponer de toda la información sobre su accidente y su evolución medica sin ocultaciones.
– Desarrollar el sentimiento de culpa después del accidente es muy habitual. Es bueno trasmitirle que es normal que aparezca en una situación tan extraordinaria.
– No debemos sobreproteger, aporta inseguridad y fragilidad.
– Es bueno dejar que exprese sus pensamientos en el entorno familiar y que se hable de cómo todos viven o vivieron aquella circunstancia. Llorar es sano. Ventilarlo y expresarlo ayuda a la comunicación.
– La familia puede experimentar culpa tipo «si no le hubiera dejado ir…» Pueden darse circunstancias de posturas encontradas en la propia familia. Es bueno reunirse y hablar desde la positividad. Puede darse la circunstancia de que haya que distribuirse las tareas que él hacia hasta que se recupere del todo.
– Puede que haya que explicar a niños la situación ocurrida. Esta debe ser clara y natural para que ellos no se sientan nerviosos pues ven y escuchan hablar a los adultos y la fantasía de un niño siempre llega más lejos.
– Comunicarse con profesionales, informarse para poder colaborar en el proceso de recuperación ayuda a todos.
info@zonabienestar.es 692 99 44 11. Acúde a nosotros si lo necesitas.
1 Comentario
Vega
Agradecida por la ayuda que le estais dando a iker y agradecida tambien porque ayudeis a este tipo de personas que por cuestiones del azar tuvieron o han tenido que pasar por algo asi…. mil gracias!